La laguna y el Plan de
Guadalupe de 1913
Juan Martínez Veloz.
Si bien es cierto hemos sido partidarios de celebrar el pasado día 26 de marzo como fecha de inicio de la segunda etapa de la revolución mexicana en 1913 (Plan de Guadalupe), teniendo el honor de presidir el evento en la ex hacienda de Guadalupe en Ramos Arizpe, Coahuila el presidente de la república Lic. Enrique Peña Nieto (hace varios años que no venia un presidente al evento) y el gobernador de Coahuila Lic. Rubén Moreira.
Asimismo somos también promotores de recordar los acontecimientos siguientes que se dieron con motivo de esa proclama y que involucraron a diversas ciudades y poblados de la Laguna, particularmente a Torreón y Gómez Palacio el 17 de marzo al 3 de abril de 1914 y que materialmente definieron el triunfo del Ejército Constitucionalista en esa época.
Son varias las fuentes que destacan la importancia de este acontecimiento (sin incluir películas y corridos, lo mejor), entre otras las siguientes:
Aguirre Benavides, Luis y Adrián: Las Grandes Batallas de la División del Norte, Diana, México, 1982.
González Garza, Roque, et al: La Batalla de Torreón, Gobierno del Estado de Coahuila, México, 1963.
Guzmán, Martín: Luis: Memorias de Pancho Villa, Compañía General de Ediciones, México, 1968.
Katz, Friedrich: Pancho Villa, Era, México, 2003.
Machuca Macías, Pablo: 1910 La Revolución en una Ciudad del Norte, Costa-Amic Editores, México, 1977.
Reed, John: México Insurgente, Grupo Editorial Tomo, México, 2005.
Salmerón, Pedro: La División del Norte, Planeta, México, 2006.
La segunda toma de la División del Norte de la Comarca Lagunera y Torreón se decidió en la ciudad de Chihuahua a mediados de marzo de 1914 y culminaría el 3 de abril con la toma de Torreón. Los hechos se dieron así según diversas fuentes consultadas:
Francisco Villa y su ejército llegaron en 15 trenes procedentes de Chihuahua a Bermejillo, Durango, instalado allí su cuartel general el 21 de marzo.
El día 22 la caravana de trenes villista sigue su marcha por las vías que conducen a la Laguna. El 23 llegaron los 15 trenes de la División del Norte a la estación del Vergel a escasos cuatro o cinco kilómetros de Gómez Palacio. Desembarcada la caballería, los revolucionarios se aprestaron para iniciar las grandes batallas que culminarían con la captura de Torreón.
El 24 comenzó el ataque sobre el famoso Cerro de la Pila, defendido por más de 500 federales perfectamente protegidos con nidos de ametralladoras y cañones de montaña.
Señala John Reed retratando el heroísmo de esta épica batalla que fue la más importante de la revolución constitucionalista:
“El ejército constitucionalista estaba abatido. En los cuatro días de lucha se habían perdido cerca de mil hombres y casi dos mil estaban heridos…. Pero Villa estaba más determinado que nunca. Gómez debía caer y rápido.
Ya no tenía municiones ni abastecimientos suficientes para sostener el sitio. Más aun, su nombre ya era una leyenda entre el enemigo. Donde quiera que Pancho Villa apareciera en una batalla ellos comenzaban a pensar que ya estaban perdidos…..Cuando Villa fue informado que la vía de el Vergel a Gómez Palacio había sido reparada, decidió volver atacar mediante un ataque nocturno (su especialidad) la ciudad para romper la desesperante paridad en el combate….
Llegó la noche, asfixiante y silenciosa, se podía oír el cantar de las ranas en los canales. A través del frente de la ciudad los soldados yacían esperando la orden de ataque. Heridos, exhaustos, a punto de estallar llegaron al frente. Casi al punto de la última etapa de la desesperación. Esta noche ellos no serían rechazados. Tomarían la ciudad o morirían. Al acercarse las nueve de la noche, hora en que el ataque debía iniciarse, la tensión llegó a un nivel peligroso.
Dieron las nueve, pasaron. Ni un sonido ni un movimiento, por alguna razón la orden había sido retrasada. Las diez. De repente, hacia la derecha una andanada de disparos explotó en la ciudad. A todo lo largo de nuestra línea no se hizo esperar la respuesta. Después de unos cuantos disparos el fuego federal cesó por completo.
De la ciudad se percibieron sonidos aun más misteriosos. Se apagaron las luces eléctricas. En la oscuridad ocurrió un movimiento sutil, indefinible. Al fin la orden de avance se dio. Nuestros hombres se arrastraron en la oscuridad. La primera fila dio un grito, y la verdad se esparció en todas las filas del campo, en un grito triunfal. ¡Gómez había sido evacuada!” Reed, John: México Insurgente, p.p. 465-466.
|